Estas vacaciones de verano he leído el reciente libro Las Golondrinas de Tartessos, de Ana María Vázquez Hoys. En él esta especialista española de la Historia Antigua describe en detalle dos piezas arqueológicas halladas a mediados del siglo XX en Huelva y que muestran unos signos grabados que, en su opinión, podrían ser letras. El "problema" es que las dos piezas datan de entre el IV y el III milenio antes de Cristo, es decir, de hace entre 5.000 y 6.000 años. Y son por tanto más antiguas que las primeras escrituras reconocidas, las de Mesopotamia y Egipto.
En su obra la Dra. Vázquez aporta otros datos que respaldan su teoría de que se trata de letras y no de "garabatos". Para mí, el indicio más convincente es que en otros muchos puntos de Europa también se han encontrado signos similares a los de Huelva de en torno a esa misma época, por ejemplo la posible escritura de Vinça de los milenios VI al V a.C., abundante en todo el sudeste europeo.
Otras pinceladas que invitan a pensar que los hombres del Occidente europeo podrían haber escrito ya en el Neolítico y ser más "civilizados" de lo que se imagina:
- El geógrafo grecorromano Estrabón afirmó que los turdetanos (habitantes del sur de Hispania) tenían leyes escritas de 6.000 años de antigüedad.
- En el Neolítico los hombres comerciaban ya a larga distancia por mar y tierra con mercancías como el ámbar, la sal y la obsidiana.
- La arquitectura megalítica más antigua está en Occidente, su aparición en Grecia es más tardía. Ello sugiere que el flujo cultural fue de Oeste a Este y no al revés, como siempre se afirma.
- Hoy día no existe una explicación satisfactoria a la temprana aparición de la metalurgia del cobre y de una civilización compleja en Almería hacia el 3.000 a.C.
Para más información, véase aquí el extracto del primer artículo de la Dra. Vázquez Hoys sobre el tema (2005).
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